Crímen del empresario: Investigan a comisario

ACTUALIDAD16 de agosto de 2023 Por Esteban Díaz Romero
empresario

Un comisario de la Policía de la Ciudad a quien un fiscal pidió investigar por su presunta participación en el crimen del empresario Fernando Pérez Algaba, hallado descuartizado en julio pasado en un arroyo de Ingeniero Budge, fue pasado a disponibilidad en la fuerza mientras avanza la causa y se analiza su responsabilidad, informaron hoy fuentes policiales.

Se trata del comisario Héctor Córdoba, cuya detención en el marco de la causa por el crimen de “Lechuga” Pérez Algaba (41) fue solicitada por el titular de la Unidad Funcional de Instrucción 5 de Lomas de Zamora, Marcelo Domínguez, aunque no fue concedida por el juez de Garantías 4 de ese distrito, Sebastián Monelos, al considerar que faltan pruebas para encarcelarlo.

No obstante, al haber sido imputado en la causa por la fiscalía, las autoridades de la Oficina de Transparencia y Control de la fuerza porteña resolvieron el pasado lunes pasarlo a disponibilidad mientras avanza la causa.

De acuerdo al pedido de arresto realizado por el fiscal Domínguez, el comisario, quien se desempeñaba en el área de comunicaciones de la Policía de la Ciudad, tenía vínculos comerciales como el principal acusado del crimen de “Lechuga”, Maximiliano Pilepich, actualmente prófugo y con pedido de captura nacional e internacional.

Y es en el marco de esa relación que el Ministerio Público cree que Córdoba le entregó a Pilepich un número de abonado telefónico con el que el acusado mantuvo diversas comunicaciones -incluso con el comisario- entre el 18 y 19 de julio pasado, días en los que se cree que Pérez Algaba fue asesinado de dos tiros por la espalda y luego descuartizado y arrojado a un arroyo de Ingeniero Budge dentro de una valija y un bolso.

Para el fiscal, el comisario, además de habilitarle la línea telefónica, instruyó a Pilepich en cómo emplear y manejar la cuestión tecnológica para evitar ser vinculado al hecho.

Ministerio Público consideró que, más allá de sus negocios en común, entre Pilepich y Pérez Algaba existía “una relación de amores y odio, en la que se advierte y se puede afirmar la existencia de discusiones peleas y amenazas que se efectuaban entre ambos”, e incluso hace mención a un antecedente en el que el ahora acusado “le había efectuado disparos de arma de fuego” hacia la víctima, aunque sin herirlo, en el mismo campo de General Rodríguez.

En un primer tramo de su acusación, el fiscal sostuvo el agravante de un homicidio por “codicia” al entender “que existía una acreencia de la víctima para con Maximiliano Pilepich” y que el crimen ocurrió “luego de suscribir un documento de reconocimiento de deuda en una escribanía”.

Pérez Algaba fue visto por última vez la tarde del 18 de julio cuando a bordo de una camioneta Range Rover blanca que le había prestado Pilepich se dirigió junto a Vargas al predio “Renacer” a cobrar esa deuda. La desaparición del empresario fue denunciada al día siguiente por la dueña de un departamento que la víctima había alquilado de manera temporal en el partido de Ituzaingó, quien, al no tener noticias suyas, se presentó en una comisaría para radicar un pedido de averiguación de paradero.

Entre el 22 y 24 de ese mismo mes, los restos seccionados de Pérez Algaba fueron hallados en una valija roja y una mochila arrojados a un arroyo de General Rodríguez.

La primera detenida por el hecho fue Alma Nicol Chamorro, una mujer trans, hermana del ahora apresado Contreras, a quien se le adjudica ser dueña de la valija donde apareció parte del cuerpo de “Lechuga” y que continúa tras las rejas.

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