Quilmes: Santa Coloma abre sus puertas al público
La Municipalidad de Quilmes llevará adelante, este sábado 27 de julio de 10:30 a 12, un recorrido por la Casona de Santa Coloma, ubicada en la esquina de Roca y La Paz en Bernal.
El recorrido, que es gratuito y abierto a todo público, ofrecerá a los asistentes una visión detallada de la arquitectura y los secretos que esconde la Casona. Además, se proporcionará información sobre las renovaciones y esfuerzos de conservación realizados para preservar este importante patrimonio. Los visitantes podrán explorar las diferentes habitaciones, apreciar los muebles de época y disfrutar de los jardines que rodean la propiedad.
Datos sobre la Casona
La chacra de Santa Coloma es una edificación de gran valor histórico y arquitectónico, una auténtica reliquia del antiguo Pago de la Magdalena (Quilmes) emplazada en la localidad de Bernal. Este mítico apellido remite al linaje de Francisco Bernal, uno de los pobladores originarios de Buenos Aires que se desempeñara como alarife y primer agrimensor del ejido de la ciudad y de chacras ribereñas como la que nos ocupa.
En 1805 Juan Antonio de Santa Coloma y Solla (1764-1829) adquiere la propiedad, cuyas tierras nacían en la barranca del río y limitaban al oeste con la estanzuela del Convento de Santo Domingo y al sur con el camino a Chascomús. Destinada a la plantación de frutales y cría de animales, la quinta fue a su vez residencia de verano de este comerciante vasco, miembro del Cabildo de Buenos Aires, y de su esposa Ana María Lezica de Torre Tagle. En ocasión de la Segunda Invasión Inglesa (1807), fue sitio de descanso de las tropas del general John Lewinson Gower.
La vivienda (1805-1806), con su gran palomar de 2.000 casillas, es de líneas simples, austeras y desornamentadas, respondiendo al tipo de construcción rural de fines del siglo XVIII e inicios del XIX. Su extenso frente orientado al este, con su dilatada galería de más de 30 m. dispuesta sobre la barranca, abre sus visuales a la entrada del Río de la Plata y del Riachuelo. Dos cuerpos avanzados –similares a los de la chacra de Diego Caseros– y seis columnas de madera con zapatas enmarcan el amplio corredor, cuyas puertas y ventanas de algarrobo son de dintel recto o bien de arco escarzano; sus notables rejas giratorias se resguardan en el Museo de Luján.